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Si querés llorar… ¡llorá!

Nos dijeron que llorar era demostrar debilidad.

Nos dijeron que los hombres no lloran.

Nos dijeron que estaba mal mostrarnos sensibles.

Nos dijeron que, al llorar, nos victimizamos.

Nos dijeron que llorar, lloran los niños

¿Alguna vez te pasó sentir angustia y que se produzca el famoso “nudo en la garganta”?. ¿Demostrás tus sentimientos o los reprimís?.

Llorar es una necesidad emocional, nos permite expresar el dolor interno.

No reprimir el llanto diciendo “tengo que ser fuerte”, “no me puedo mostrar vulnerable”, “¿qué van a pensar de mí?”. Llorar no es un símbolo de debilidad, sino una expresión del propio amor y de una herida que necesita tiempo para ser curada.

Como sociedad y culturalmente, siempre se impone que no nos mostremos de esa manera, que tenemos que ser fuertes, felices, etc.

El TENER que… habla de un deber, una obligación, algo que debo cumplir, pero ¿para demostrarme así ante quién? ¿para qué?, ¿cuál es el beneficio?

En cambio, el SER, nos lleva a mostrarnos como somos, nuestra esencia, sin pensar tanto en el qué dirán. Es una manera de expresar nuestros sentimientos y poder demostrarlos cuando no nos sentimos de la mejor manera.

¡Somos seres emocionales! Entonces… ¿cómo hacer para no darle lugar a las lágrimas?. Muchas veces, ellas hablan de emociones que puedo estar transitando, como puede ser: tristeza, angustia, bronca, enojo, miedo, entre otras.

Como he mencionado en otros escritos, las emociones son pura energía y hay que agotarlas y gastarlas.

Dicho esto, vuelvo a preguntar: ¿para qué seguís conteniendo ese llanto? ,¿hasta cuándo?.

Esas lágrimas muestran que hay una herida que está todavía abierta, que se encuentra cicatrizando y es necesario que cada tanto, vayamos a revisar/observar ya que aún están en proceso de sanación, y preguntarles: ¿qué me podés enseñar? ¿qué me querés mostrar? ¿qué aprendí de esta situación?

Solemos decir “lo que pasó, pasó”, o nos dijeron que era parte del pasado… “¿para qué volvés a revisar eso?”, “¿para qué volves a llorar? si eso es parte de tu pasado”. Es fácil decirlo, ¿no?.

Nos dijeron que las palabras se las lleva el viento; entonces, ¿cómo puede ser que esas palabras tarde o temprano vuelven y causan dolor?

El desafío de hoy es que puedas conectarte con ese dolor y resignificarlo en simples pasos:

• Aceptar lo que siento

• Sentir las lágrimas como signo de amor propio

• Respirar profundo

Al soltar todo el coctel de emociones, nos desahogamos y sentimos más liberados.  Luego de hacerlo, se genera tranquilidad en nuestro organismo y se alivia el malestar.

Llorá todo lo que necesites… llorá de tristeza o de risa, después, respira profundo y lento, ya que esto nos oxigena y renueva el alma. Permitite ser quien sos.

Y… si querés llorar, llorá.

¡Hasta el próximo viernes! Me encantaría leerlos y que compartan sus experiencias.

Contenido exclusivo para MASSNEGOCIOS Diario Online

Fuente: Estefanía Talaván

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