¿Alguna vez te pusiste a pensar cuán disponible tenés la declaración del NO cuando querés decir que NO?
¿Cuántas veces decís que SI queriendo decir NO?
Hoy quiero hablarte de la declaración fundamental: NO.
Las «declaraciones» son uno de los actos del habla más transformadores, y resultan una herramienta fundamental para generar una nueva realidad. ¿Querés saber por qué?
Las declaraciones se enmarcan dentro del Lenguaje Generativo; ellas nos permiten generar cosas nuevas, una nueva realidad. Las mismas pueden ser válidas o invalidas, eso lo define el grado de autoridad que tiene el que lo emite.
Son declaraciones que tenemos disponibles para utilizar cuando nos comunicamos con los demás y con nosotros mismos.
NO es NO, y hay una sola manera de decirlo: NO. Sin admiración, sin interrogantes, ni puntos suspensivos.
- NO: se dice de una sola manera.
- Es corto rápido, monocorde, sobrio y escueto.
- NO: se dice una sola vez y con la misma entonación.
- Un NO que necesita de una larga caminata o una reflexión en el jardín no es un legítimo No.
- Un NO que necesita de explicaciones justificadoras, NO es un NO.
- NO, tiene brevedad.
- NO: No deja puertas abiertas ni entrampa con esperanzas, ni puede dejar de ser.
- NO, aunque el otro y el mundo se pongan patas arriba.
- NO, es el último acto de dignidad.
- NO, es el fin de un libro, sin más capítulos ni segundas partes.
- NO, no se dice por carta, ni se dice con silencios, ni en voz baja, ni gritando, ni con la cabeza gacha, ni mirando hacia otro lado, ni con símbolos devueltos, ni con pena, aún menos con satisfacción.
- NO, es simplemente NO.
Cuándo el NO es NO, se mirará a los ojos y el NO se descolgará naturalmente de los labios.
La voz del NO, no es trémula, vacilante, ni agresiva, no deja lugar a dudas.
Ese NO, no es una negación del pasado, es una corrección al futuro, y sólo quién sabe decir NO, puede decir Sí, explica Hugo Finkelstein, Licenciado en Psicología.
Te pregunto: ¿Qué precio estas pagando al no decir “NO”?
La declaración del NO tiene que ver con nuestra capacidad de poner límites.
Decir no es una forma de poner nuestra posición en el mundo, de dignificarlo.
Decir que NO, no implica que estemos rechazando a la persona a la que se lo decimos, sino al pedido u oferta que recibimos de ella.
Decir que NO, implica saber qué queremos, conocer nuestras áreas de incompetencia para no terminar prometiendo algo que sabemos que no podemos cumplir.
“Con esta declaración definimos el respeto que nos tenemos a nosotros mismos y que nos tendrán los demás, ya que compromete de forma directa nuestra dignidad como personas”
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Fuente: Estefanía Talavan
- Coach Ontológico Profesional | Asociado Nº: 4478
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