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Lo que resisto, persiste

Existe una gran diferencia entre la resistencia y la aceptación.

Ante una situación, ¿cómo respondes a la misma? ¿la aceptas con facilidad o sueles resistirte?

¿Te pasó alguna vez de actuar con cierta resistencia frente a un suceso y, finalmente, aceptarlo? ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

Cuando sucede algo que nos disgusta o hay algún obstáculo, nos solemos oponer a ello. La resistencia que ejercemos puede darse de dos maneras:

  • Reaccionando con enojo
  • Negando/reprimiendo nuestros sentimientos y huyendo.

Siempre que no estamos presentes, escapamos de la situación. Evadimos lo que sucede mirando para otro lado, esquivando el tema, trabajando, comiendo, entre otras maneras.

Si me resisto, me estoy colocando en el papel de víctima. Mientras que en el lugar de aceptación se vive desde la perspectiva de participación y hacerse cargo de que la persona capaz de modificar la situación es uno/a mismo/a.

Cuando estoy en el sentimiento de resistencia, el sufrimiento se hace parte de mí. El mismo no se irá hasta que no cambie mi posición a la aceptación y pueda observar de otra manera lo que sucede.

Si me resisto, evito la conexión con mi interior y me baso en la mirada externa. Culpo a los demás, al sistema, al día, etc. Me quejo y enojo con la situación.

No acepto cuando juzgo, cuando me preocupo por alguien o por el futuro, cuando me resisto a un hecho doloroso, cuando paso por una pérdida… Pero, sobre todo, no aceptamos cuando nos criticamos o equivocamos, no nos permitimos errar o equivocarnos. Ejercemos un auto-trato duro y exigente.

Aceptar es no resistirse a lo que sucede. Es hacerlo parte de nuestra vida. Lo que no significa resignarse ni renunciar a querer cambiar las cosas. Sino, reconocerla para poder afrontarla y superarla.

En la vida, nos ocurren variedad de experiencias de las cuales no podemos escapar. Sean pérdidas, accidentes, enfermedades, etcétera. Si al dolor que vivimos en esos momentos, le sumamos resistencia, se genera un sufrimiento innecesario que hace que esa vivencia se prolongue en el tiempo. Se dice, que “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”,

Las víctimas, generan víctimas. De igual manera, la aceptación provoca una mayor aceptación.

Es necesario ser protagonistas de nuestra historia y ponernos en acción para vivir lo que queremos y no solo aceptar lo que nos sucede.

Te dejo una frase para cerrar: “No podemos cambiar nada hasta que lo aceptamos” C.G. Jung.

Contenido exclusivo para MASSNEGOCIOS Diario Online

Fuente: Estefanía Talaván

 

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