Se suele decir que “El conocimiento es poder”, empleando la frase creada por sir Francis Bacon para decir que la educación, tener la mayor cantidad de saberes, haber estudiado muchas carreras y obtener variedad de títulos te otorga poder.
Mayormente pensamos que ese conocimiento es más importante y nos focalizamos en instruirnos de conocimientos sobre temas externos, creemos eso nos define o habla de nosotros. Que soy mejor persona o me creo más poderoso/a por mí nivel académico.
Esto nos ayuda a desempeñarnos en la vida. Aunque te pregunto, ¿esto define quién sos?
Cuando termino una carrera, diplomatura o curso, nos indican cuántas horas cátedra cursé para llegar a obtenerlo. Me gusta imaginarme qué pasaría si toda esa cantidad de horas las invirtiéramos en conocernos a nosotros mismos… Se me ocurre que sería importantísimo y que nos serviría como habilitante para tener otro manejo en la vida.
Si paso tiempo conmigo mismo/a, me conozco, sé qué quiero y qué no quiero… Aprendo a leer mi propio manual de vida, a preguntarme ¿dónde estoy hoy? ¿dónde quiero estar el día de mañana? ¿qué objetivos busco alcanzar? ¿elegí yo o eligieron los demás por mí?, y mil preguntas más…
¡Vería la vida desde otro enfoque! Nadie sería capaz de generarme dudas o de tener poder de decisión sobre mí. Yo misma/o sabría poner límites, valorarme, motivarme. Y no dejaría que personas u cosas externas determinen mis decisiones y elecciones.
El 80% de nuestro éxito depende de las habilidades emocionales que obtenemos en nuestra vida y el conocimiento de uno mismo.
¿Qué es el autoconocimiento?
- Reconocer un sentimiento en el momento en el que aparece;
- Ser consciente de mi estado de ánimo, de mis pensamientos;
- Saber cómo debo reaccionar a las situaciones que se me presentan, etc.
Si yo no me conozco, ¿cómo pretendo que otra persona me conozca? ¿Que sepa qué me gusta y qué no?
Para autoconocerme, es importante…
- Olvidarme de quién creo que soy, preguntarme: ¿quién soy? ¿quién quiero ser?
- ¡No etiquetarme! Sacarme etiquetas que previamente me puse o me otorgaron.
- No dejar que nadie diga quién soy o cuál es mi propósito. Solo vos sabes o podés llegar a saber quién sos y cuál es tu propósito en la vida, comenzá preguntándotelo.
- Aplicar en mi vida los aprendizajes y cambios que quiero ver en ella.
¡Es esencial pasar tiempo conmigo mismo/a!
¿Alguna vez fuiste a un bar, cine, restaurant, plaza… sólo/a?
Tenemos la costumbre de salir con otras personas, pasar tiempo en compañía y no nos damos cuenta de que la mejor compañía que podemos tener, somos nosotros/as.
La inversión más valiosa es la que me permite o me ayuda a autoconocerme.
Cuando conozco mi propósito de vida, el ¿para qué? y me enfoco en eso, no pierdo tiempo en relaciones tóxicas, en compartir tiempo con personas que no me suman o me acompañan a lograrlo.
La invitación es a que seamos ¡NUESTRA PROPIA PRIORIDAD! Luego, viene lo demás.
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Fuente: Estefanía Talaván
- Coach Ontológico Profesional | Asociado Nº: 4478
- Diplomada en Educación Emocional
- FB: Estefania Talavan – Coach Ontológico Profesional
- IG: @estefaniatalavan
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- Mail: estefaniatalavan2012@hotmail.com.ar
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