¿Escuchaste hablar sobre “Educación Emocional”? ¿Las emociones se educan?
La Educación Emocional es una necesidad y más en estos tiempos. En estos días, frecuentamos emociones como: ansiedad, preocupación, miedo, tristeza…
Las emociones son señales de alerta que nos da el cerebro para movilizarnos hacia la acción. Son todas buenas y necesarias, si las empleamos adecuadamente.
Tienen doble función: por un lado, son pura energía y, por otro, son una señal que nos provee información muy importante. Son la brújula que te marca por dónde va tu camino y te muestran la verdad.
Por esto, es fundamental aprender a gestionarlas. Debemos contrarrestar la emoción, haciendo una acción. Ya que el cerebro no distingue lo real de lo imaginario.
Cuando me surge una emoción, debo:
- Identificar qué estoy sintiendo;
- Ponerle nombre a la emoción;
- Gestionarla usándola a nuestro favor.
Para que esto suceda, es importante la Educación Emocional. Según Bisquerra, presidente de la RIEEB (Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar) y Pérez, fundadora de la FEM (Fundación de la Educación Emocional): “La Educación Emocional se propone optimizar el desarrollo humano. Es decir, el desarrollo integral de la persona (físico, intelectual, moral, social y emocional)”
Su objetivo es capacitar para la vid, aumentando el bienestar social y personal.
Es un proceso que implica un tiempo (toda la vida) y cambios progresivos para obtener las diferentes habilidades. Se la considera una enseñanza ya que se basa en la transmisión de conocimientos y corrección de conductas erróneas.
Hay cinco ejes de la Inteligencia Emocional:
- Autoconocimiento: reconocimiento de los sentimientos mientras ocurren. Poder vivenciar las propias emociones, identificarlas, nombrarlas poniéndolas en palabras.
Implica ser conscientes de nuestro estado emocional, nuestras ideas y pensamientos acerca de tal estado.
- Autorregulación: gestionar la emoción y elegir qué hacer con ella. Capacidad de autodominio para controlar y medir nuestras reacciones.
- Automotivación: rasgos de las personas entusiastas, persistentes, responsables, constantes, etc. De la capacidad de motivarnos dependen, en gran medida, las posibilidades de tener éxito en lo que hagamos. Está relacionada con la autorregulación que nos da la fortaleza para tolerar frustraciones.
- Empatía: reconocer las emociones en las demás personas. Se basa en el autoconocimiento emocional. Cuanto más abiertos estemos a nuestras propias emociones, más hábiles seremos para interpretar las de los demás.
- Habilidades sociales: manejar las emociones en las relaciones con los demás. Esto determina la capacidad que tenemos de ser líderes o nuestras relaciones interpersonales, la capacidad de relacionarnos.
La invitación es a tener nosotros el control de la emoción, y no que ella nos controle.
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Fuente: Estefanía Talaván
- Coach Ontológico Profesional | Asociado Nº: 4478
- Diplomada en Educación Emocional
- FB: Estefania Talavan – Coach Ontológico Profesional
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