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Para etiquetas está la ropa !

El simpático, el distraído, la pícara, el torpe, el “pesado”, el listo, la tímida, el vago, el despistado, la inteligente, etc.

¿Sos de poner etiquetas y/o de ponerte a vos mismo?, ¿te etiquetaron alguna vez?.

Todos ponemos etiquetas, a los demás y a nosotros mismos, sin darnos cuenta del poder ilimitado que tiene “etiquetar” a alguien.

Definir a una persona a través de una “etiqueta”, limita a quien la recibe y a quien la asigna, porque las personas, los seres humanos, somos mucho más que una definición.

Cada vez que “etiquetamos” a alguien, limitamos sus posibilidades de ser, porque de algún modo lo convertimos en eso que decimos que es; no le dejamos más opción.

Cuando nosotros mismos nos autoimponemos determinadas etiquetas, limitamos nuestro propio desempeño, no siendo conscientes de que no somos de una determinada manera estática, sino dinámica, y que los actos que hacemos en cada momento, nuestro “estar siendo”, depende de muchos factores: situación, entorno, temporalidad, etc.

Te propongo que hablemos de comportamientos y no de identidades.

Cada uno de nosotros seremos lo que queramos ser, por ello es imprescindible positivizar los pensamientos sobre nosotros mismos, sin caer en las etiquetas que otros nos quieran imponer, y evitando las auto-etiquetas que nos puedan limitar. Creamos en nosotros, querámonos y no intentemos vernos reflejado en definiciones excesivamente simplistas. Somos seres humanos, y por tanto complejos, no tenemos una definición concreta, porque estamos en un continuo crecimiento, y en permanente cambio personal.

No “somos” de una cierta manera, sino que “estamos siendo” de esa manera.

Decía Aristóteles “…somos más dados a juzgar que a explorar”, por eso, permitámonos buscar, comprender, entender y evitemos limitarnos, y de esta manera, limitar a los demás a través del exceso de juicios. Pensemos antes de emitir un juicio, ¿qué puertas nos abre esto, cuáles nos cierran, al etiquetar de determinada manera a una persona o a nosotros mismos?.

Las personas no somos, ¡las personas estamos siendo!. Podemos decir una mentira un día y eso no nos convierte en mentirosos. Podemos ser egoístas una vez y eso no nos convierte en egoístas.

No soy una persona egoísta. Hoy puedo haber sido egoísta, mañana tal vez no lo sea.

Las etiquetas pueden llevarnos a actuar de forma que los resultados que se esperan de nosotros se conviertan en realidad. ¡Recordemos que  nuestras creencias son capaces de crear nuestra realidad!

Como decía Aristóteles, “somos más dados a juzgar que a explorar”.

En cambio, cuando confiamos en la capacidad de alguien para ser de muchas formas distintas, le estamos dando permiso para que sea lo que quiera ser en cada momento.

Cuando dejamos de “etiquetar”, cuando miramos a alguien sin ideas preconcebidas, sino con los ojos abiertos, como si le miráramos por primera vez, permitiéndonos descubrir algo que no habíamos visto o sencillamente percibiéndolo de una forma diferente, tapándole los ojos a nuestros juicios, es cuando de verdad puede surgir algo nuevo. Porque si cambiamos las etiquetas que le ponemos a una persona, cambiaremos nuestra relación con ella. Podemos estar seguro de ello.

Así, cuando la etiqueta sea nuestra, ya sea puesta por nosotros o por otros , preguntémonos: ¿Cómo me hace sentir esta etiqueta?, ¿me gusta?, ¿me siento bien en ella?, no importa si es buena o mala, positiva o negativa… ¡lo importante es cómo te hace sentir!

Elige tus etiquetas.
Deja a otros elegir las suyas.
Rompe las que no quieras.

Contenido exclusivo para MASSNEGOCIOS Diario Online

Fuente: Estefanía Talavan

Coach Ontológico Profesional | Asociado Nº: 4478

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