Cada día puede ser un nuevo comienzo. Para personas que odian sus trabajos, que no quieren a sus parejas, que desean ser diferentes… pero que se quedan un día tras otro viviendo las vidas que un día crearon y ya no quieren vivir.
Las circunstancias externas que forman parte de nuestra vida, como el trabajo, pareja o tener dinero, constituyen sólo el 10% de nuestra felicidad.
Se afirma que el 50% de la felicidad está en los genes, que es innata, y el 40% restante lo conforma lo que pensamos y hacemos. Esto último es precisamente lo que podemos cambiar.
La felicidad se basa en la coherencia: ser coherentes con lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos, eso es lo que nos llena, nos hace felices.
¿Qué es la coherencia? Me encanta buscar el significado de las palabras en el diccionario… Encontré esto:
- Relación lógica entre dos cosas o entre las partes o elementos de algo. De modo que no se produce contradicción ni oposición entre ellas.
- Cualidad de la persona coherente o que actúa en consecuencia con sus ideas o con lo que expresa.
La coherencia (o su ausencia) está muy presente en nuestra vida porque conduce nuestro accionar.
La fórmula que debes aplicar en tu vida… pensar, sentir y actuar en una misma dirección: eso es coherencia.
La coherencia tiene una influencia importante sobre nuestra autoestima y nuestra felicidad.
Cuando nos proponemos algo y logramos actuar en forma coherente con eso que nos propusimos, nos sentimos realizados. Por el contrario, la falta de coherencia, es decir, la incoherencia, nos aleja de nuestros objetivos, y por ende, de nuestro bienestar emocional.
Si somos coherentes con nosotros mismos nuestro estado de ánimo, nuestra salud, nuestro trabajo y todo lo demás nos acompañará.
Ser coherente con lo que se piensa, se dice y se hace puede parecer complejo, pero no imposible.
Por ejemplo, me enojo en el trabajo o en casa, pero no digo abiertamente lo que pienso para no enfrentarme a una situación de posible conflicto. Entonces hay discordancia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos.
Reprimimos emociones que pueden acabar convirtiéndose en una patología física o mental. Para que esto no ocurra hay que ser coherentes con lo que pensamos, sentimos y hacemos y una forma innata de lograrlo es escuchando nuestro corazón.
Cuando pensamos con el corazón y obramos en consecuencia, empezamos a vivir situaciones que coinciden con nuestro estado interior, con nuestra esencia.
La felicidad consiste en poner de acuerdo tus pensamientos, tus palabras y tus hechos.
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Fuente: Estefanía Talaván
- Coach Ontológico Profesional | Asociado Nº: 4478
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