Eco amigable

La sostenibilidad es un camino urgente y sin retorno

La sostenibilidad se rige bajo el principio de asegurar las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras, siempre sin renunciar a la protección del medioambiente, el crecimiento económico y el desarrollo social. La emergencia climática nos obliga como consumidores a replantear los hábitos de vida y urge a empresas e instituciones a cambiar su propósito hacía una economía no lineal e inclusiva que tenga en cuenta lo social y lo ambiental.

Al planeta no le salen las cuentas si cada año agotamos los recursos. Ese desequilibrio denunciado por la ciencia es una preocupación compartida. Estamos llamados a adoptar la sostenibilidad como guía y a cambiar la forma de gestionar lo social, lo económico y lo ambiental, a vivir según los ritmos y límites del planeta. La sostenibilidad no puede ser un término de moda. Toca repensar la forma en que vivimos, nos movemos y vestimos, pero sobre todo nuestra forma de producir y consumir, basada en una economía lineal, de adquirir, usar y tirar. Por último, es clave que el proceso se mida sobre criterios de transparencia, de forma que no sea utilizado para hacer ‘greenwashing’ (lavado de imagen verde).

La sostenibilidad no puede ser un término de moda

Una de las palancas para aupar la sostenibilidad y ubicarla definitivamente en la agenda pública ha sido la pasada Cumbre del Clima (COP25), celebrada en Madrid. La cita extendió la invitación a instituciones, gobiernos y empresas, que, coincidiendo con la cumbre, aprovecharon para acercar posturas o hacer públicos sus avances; desde aerolíneas a generadoras de energía; grandes, medianas y pequeñas empresas. Precisamente son estas últimas las que han movilizado gran parte de la innovación, más aún con la pandemia. Es notable en el ámbito de la movilidad, por ejemplo, o del autoconsumo de energía solar o de geotermia. El diseño sostenible o ecodiseño, según criterios de economía circular, es una de las grandes oportunidades de la nueva economía verde.

Otro de los grandes revulsivos hacia la sostenibilidad ha sido el descontento contra el sistema lineal de utilizar y desechar, capitalizado por el movimiento social de jóvenes que llamaban al cambio. El icono de esta revolución es Greta Thunberg. “Seremos recordados como la generación que no hizo nada mientras la tierra ardía. Hay que llegar a 2025 con el objetivo de carbono neutral”, aseguró António Guterres, secretario general de la ONU. Y aunque ahora la ciencia lo hace inminente, el cambio hace tiempo que es urgente.

Nicola Cerantola, experto en economía circular y fundador de Ecologing, explica que “necesitamos alfabetizar a empresas, instituciones y ciudadanos en sostenibilidad; recapitalizar la industria europea hacia un tejido diversificado y resiliente, un término que debe estar embebido en nuestra forma de vivir, desde la producción, al consumo y diseño de las ciudades”.

BBVA, que estableció entre sus prioridades estratégicas la sostenibilidad, presentó en 2018 el ‘Compromiso 2025’ con el objetivo de movilizar 100.000 millones de euros en financiación sostenible hasta 2025. A cierre de diciembre de 2020, la entidad financiera ya había logrado alcanzar la mitad de su objetivo, habiendo destinado a financiación verde un total de 50.154 millones de euros.

Una debilidad que ha sacado a la luz la pandemia que aún enfrentamos: “Esta crisis ha sido un golpe en la cara para los que no generaban valor de forma adecuada. Es el momento de los acróbatas, de la cultura emprendedora basada en valores, e identificar oportunidades de negocio para la economía verde y saber qué nichos son más importantes”, analiza el experto de Ecologing, que insiste en la “urgencia” y en la “contundencia” de los cambios que deben producirse. “Siento ser tan realista, pero vamos tarde”.

Fin de la economía lineal

En 2015, la Unión Europea (UE) se compromete a abandonar la extracción ilimitada de recursos naturales y concebir que cada nuevo objeto sea respetuoso, duradero, reparable y, en última instancia, reciclable. Cada vez son más los ciudadanos que buscan productos que reduzcan el consumo de recursos en su diseño y fabricación, sean reutilizables y fácilmente reciclables y que usen materias primas cuyos residuos puedan recuperarse. O lo que es lo mismo, las 4Rs que menos impactan negativamente en el medioambiente.

A pesar de la huella de la pandemia del SARS-CoV-2, el faro que guía la actuación de gobiernos y empresas son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas y el Acuerdo de París. En la UE quedan consolidados en el Horizonte 2020 y el Pacto Verde Europeo. Y aquí, es la España Circular 2030-EEEC, que se revisará cada tres años, la que ha puesto en marcha la transición a fin de reducir la contaminación y el daño a la diversidad. Sus ejes de actuación contemplan las materias primas secundarias, cambiar el consumo, la producción, la gestión de residuos y la reutilización del agua, clave para el país.

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