Del 2 al 8 de agosto se celebrará en todo el país la Semana del Bonarda. Se trata de una iniciativa del Fondo Vitivinícola que reúne a bodegas y diferentes actores del sector con la intención de promocionar esta variedad que, después del Malbec, es la tinta más cultivada en Argentina. La Semana del Bonarda será, además, una perfecta excusa para descubrir combinaciones entre el vino y las comidas más elegidas por los argentinos, ente ellas la pizza y sus mil variantes. En esta nota, algunas guías para explorar y disfrutar.
El maridaje es el arte de combinar de forma equilibrada bebidas y comidas. Se suele decir que sobre gustos no hay nada escrito pero abundan las recomendaciones para combinar vinos y comidas. Entonces: ¿existen reglas estrictas para decidir el vino para una comida o la comida para un vino? Definitivamente no, pero sí son initeresantes las recomendaciones que explican por qué determinados sabores o preparaciones pueden potenciar las cualidades un vino como el Bonarda.
Pizza y vino, van con todo
De clarísima herencia italiana, pero reversionada al infinito con matices locales, la pizza es uno de los platos de mayor preferencia en las mesas argentinas. Popular o gourmet, la pizza va con todo y, claramente, con el vino tiene un romance particular. Primera y principal recomendación: hay un vino y una pizza para todos los gustos, ocasiones y bolsillos.
Los vinos de la variedad Bonarda se caracterizan por lucir un color rojo rubí intenso con matices violeta y púrpura. Sus aromas recuerdan a finas hierbas y a frutos rojos, como frutillas, cerezas, frutos negros como moras y, en ocasiones, se pueden apreciar aromas especiados que recuerdan a pimienta o pimentón. En boca su frescura es muy marcada, con taninos que se perciben dulces, suaves y bien maduros, características que brindann una sensación muy agradable al beberlo. A la hora de maridarlo con pizzas, el Bonarda reúne al menos dos condiciones favorables: una acidez media o alta que contrarrestará muy bien el contenido graso de los quesos y, además, su estructura de taninos discretos podrá amalgamarse bien con el tomate. Es que el tomate también tiene taninos y si eligiéramos otro vino con mayor estructura tánica, podría aparecer en la boca una sensación metálica. Otro camino que tiene muchas posibilidades de éxito es acompañar un Bonarda con pizzas que lleven finas hierbas o aromáticas como la Margarita: tomate, mozzarella y albahaca fresca y una generosa copa de Bonarda. ¿Se puede pedir algo más?
Un viaje de puro placer
Cuatro sommeliers de distintos puntos del país, eligen y recomiendan su maridaje preferido entre pizza y Bonarda en un viaje que lleva directo al placer.
Para Marcela Rienzo, sommelier de Buenos Aires, una combinación que nunca falla es “Bonarda con pizza in bianco –sin salsa de tomate- de romero, papa y aceite de oliva que amalgama y acompaña muy bien”. Al momento de elegir el vino, Marcela decide redoblar la apuesta y propone “agregarle a un Bonarda joven del Este de Mendoza un “sustito” de soda y una rodaja de naranja y ese cóctel de barrio te va a sumar esa pequeña cuota de gas que realza todos los sabores”.
Unos kilómetros al Norte de Buenos Aires, en Entre Ríos, vive y trabaja Leonardo Valerio Ortiz. Sommelier, oriundo del departamento de Rivadavia en Mendoza y entrerriano por adopción, cuenta que la vitivinicultura por aquellos pagos crece sostenidamente y que los maridajes regionales son mucho más que una moda en el Litoral. Para él, una pizza que “lleva en su ADN el sapucay es la que lleva salsa de arándanos y yatay, un dátil característico del Litoral y que tiene un sabor muy intenso, algo ácido pero también dulce como un caramelo. Esta pizza se prepara con salsa de tomate, mozzarella, jamón crudo y la reducción de arándanos y yatay. Sin dudarlo, la acompaño con un vermut de Bonarda con soda y pequeñas rodajas de quinoto, bien fresco y aromático”.
En Salta Gabriela Flores se planta con una pizza clásica en Argentina, la Cuatro quesos y propone reversionarla “al estilo salteño, con quesos semiduros y grasos como el provolone, el criollo, de cabra y la infaltable mozzarella”. A la hora del vino, se juega por “un espumante de Bonarda, preferentemente servido a 10°C, que con su frescura y acidez va a quedar muy bien”. La combinación es explosiva y sugerente.
Finalmente, en Mendoza, la sommelier Bárbara Jones -coordinadora académica de la Escuela Argentina de Sommelier en esta provincia- afirma convencida que “la pizza es el maridaje perfecto con Bonarda”. Y va más allá: «los Bonarda de Valle de Uco suelen mantener su carácter frutal, con notas mentoladas y especiadas y son una excelente opción para una pizza Barbacoa. La frescura del vino limpiará el tenor graso de esta pizza con salsa de tomate, carne picada, pollo y queso mozzarella y sus aromas complementarán perfectamente para disfrutar una experiencia sensorial maravillosa».
Bonarda y pizza es un encuentro repleto de sabores, texturas y aromas que convertirán cada maridaje en un descubrimiento. La Semana del Bonarda, además, permitirá conocer más etiquetas y opciones de este varietal y confirmar que el vino va con todo.
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