El Coaching supone un proceso de aprendizaje mucho más frecuente de lo que esperamos. Cada actividad que desempeñamos en nuestra vida – cotidiana, laboral, social o cualquier ámbito – es una oportunidad para hacer de ella una herramienta de aprendizaje. Decimos una oportunidad porque no siempre termina siendo aprendizaje efectivo.
Las bases del coaching son tan simples que hasta parecen fáciles. Créame, estimado lector, son mucho más difíciles de lo que pueda creer.
Constantemente estamos creciendo y estamos expuestos a “fuentes de sabiduría”, esa es la parte fácil, pero solo una ínfima parte de esa fuente es aprovechada. Y cada vez son menos las oportunidades que aprovechamos. ¿Motivos? Bloqueos… conscientes o inconscientes… Una simple frase se repite en nuestra cabeza “No se le enseñan trucos nuevos a un perro viejo”.
No desespere, podemos aprovechar casi la totalidad (si es que no la totalidad) de esas oportunidades para nuestro favor.
Como el artesano da golpes de cincel certeros en la piedra bruta para pulirla, asi debemos nosotros tomar cada actividad como una nueva oportunidad de aprender y pulir nuestra piedra bruta, nosotros.
Como le decía, es simple como dar un golpe de un martillo en un cincel. No es fácil dar el golpe certero que haga que podamos quitar la imperfección de la piedra. He allí que el artesano invierte horas y horas, golpes y golpes practicando en su labor hasta hacer de sus herramientas una extensión de su cuerpo, ergo de su mente (o viceversa). Así debemos cultivar nuestro intelecto para hacer que cada actividad sea una oportunidad de aprendizaje. Eso es Coaching.
Tenemos las herramientas, somos piedra bruta, seamos capaces de descubrir la piedra pulida de nuestro interior.
Para que ser piedra pulida sino para dar brillo y luz a los demás? Ese será el tema ulterior de esta serie de “charlas” a la distancia. Tomemos nuestra primer herramienta: EL MARTILLO
Un abrazo cordial y hasta la próxima.
Lic. Paulo E.Bitar
- Coacher
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- pauloebitar@yahoo.com
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